Abstract

La palabra “estrés” se ha convertido en sinónimo de la vida moderna. La mayoría de las mujeres que son diagnosticadas con cáncer de mama con frecuencia señalan al estrés como factor clave para el desarrollo de la enfermedad. Los efectos del estrés sobre el sistema inmunológico se han estudiado desde los años 1950, pero la llegada del campo de la psiconeuroinmunología y los últimos conocimientos de biología molecular en cáncer han mejorado la comprensión de cómo células inmunes regulan el desarrollo y la progresión del cáncer epitelial, concretamente del cáncer de mama, estando especialmente implicado el cortisol que tiene un papel fundamental en el desarrollo y funcionamiento de la glándula mamaria.