La llama roja
Abstract
Luego de escuchar el repique de las campanas que anunciaba la proximidad de la celebración litúrgica, don Mesías se incorporó de su sillón, se acomodó el traje, y antes de tomar su sombrero, se despidió tibiamente de su esposa que aún continuaba lavando en la cocina, los platos sucios que dejó un almuerzo preparado bajo las más estrictas reglas de la vigilia.Impacto
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