Abstract

En Colombia el derecho a morir dignamente paso a ser un tema de debate y de interés nacional, debido a que toca fibras sensibles y profundas, cuando hay que tomar decisiones que afectan la vida humana porque aparece en el panorama una enfermedad catastrófica de mal pronóstico, urge tomar la decisión de acortarla, debido al grado de sufrimiento que ocasiona en un ser humano y que no tiene la posibilidad desde el punto de vista científico de recuperación o de vivir con calidad y dignidad humana; estas circunstancias chocan profundamente con las creencias religiosas, culturales, con el concepto de la familia, con la bioética y con los cuidados paliativos recomendados por los médicos, es acá cuando surgen interrogantes como a quien corresponde dar la última palabra sobre la vida humana generándose la dicotomía entre sí a los seres humanos o las divinidades, una discusión sin final pero que deja en medio a una persona con una vida en estado terminal, pues padece una enfermedad o lesión grave e incurable que les está provocando intensos dolores y sufrimientos. Ante esta encrucijada, muchas personas llenándose de valor acuden al principio de libre albedrío y han decido dar por terminado con su vida a través de la eutanasia, ya sea porque perdió el sentido por la vida misma o porque no soporta los dolores que sobrepasan el umbral del dolor humano, impidiendo llevar una vida con calidad y dignidad humana.