dc.description.abstract | El objetivo fundamental de la atención en un servicio de urgencias es
lograr que se pueda atender en forma rápida y eficaz cualquier paciente
en una situación de emergencia médica.
Cuando esta atención inicial de urgencias no se cumple dentro del
estándar establecido por cada institución (tiempo mínimo para el
Triage), se implementan planes de mejoramiento en búsqueda de
impactar en el indicador de oportunidad y accesibilidad; pero se ha
determinado que estas acciones no se llevan a cabo ni se cumplen con
los parámetros establecidos, lo que indica la no operatividad ni
funcionalidad de este recurso.
En las Instituciones Prestadoras de Servicios de salud (IPS), el Triage, a
la vez que clasifica la gravedad del paciente para definir la prioridad de
la atención en urgencias, se ha convertido en un mecanismo de filtro,
ante el creciente número de pacientes que acuden a urgencias por la
negación de servicios ambulatorios o por la complicación de su estado
de salud debido a la demora en procedimientos y tratamientos. Pero si
su motivo de consulta y su condición clínica no ameritan la atención
inicial de urgencias y se encuentra “estable”, el paciente es direccionado
a tocar la puerta de la consulta externa (o consulta prioritaria) la cual,
en muchas ocasiones, ya están exhaustos de tocar sin ser
oportunamente atendidos.
1
Muchas veces las personas acuden a urgencias ante la imposibilidad de
lograr comunicación con el Call Center o ante el obstáculo de no logar
ser incluidos en agendas eternamente copadas de sus EPS-IPS, en
consecuencia, se enfrentan a un proceso complejo llamado Triage que
se quiere mostrar como un proceso técnico-científico, pero del cual no
se han reglamentado suficientemente sus métodos y alcances. En el Triage se encuentran dos versiones de la misma realidad. Por un
lado, está la definición “técnica” de la clasificación del Triage desde el
concepto médico de las necesidades biológicas y, por otro, la dimensión
humana del paciente que va desde sus sensaciones, sus conceptos
culturales y sus miedos, hasta las estrategias para evadir un sistema
social excluyente.
Sumado a este panorama, existe el agravante de que el Decreto 4747
de 2007, reglamentado por la Resolución 3047 de 2008, que incluye el
anexo técnico 2 - Informe de la Atención Inicial de Urgencias, donde se
define la atención inicial de urgencias, cada institución desde su lógica
particular, tiene su propio sistema de clasificación (Triage), el cual se
ajusta a unas metas, que si bien están documentadas en las
experiencias de otros prestadores (Reporte de Indicadores - Circular
Unica), a veces son salidas de la realidad de su contexto, o más bien, su
contexto no es ajustable, por diferentes situaciones, para cumplir con la
meta que se supone deberían cumplir, basados en los reportes de
experiencias de otros prestadores. 1
Por ello, respondiendo al desmesurado aumento de la demanda en la
sala de urgencias, es crucial determinar las variables que permitan
cumplir con el objetivo del indicador, traducido esto en una mejora
indiscutible de la oferta, tanto en calidad como en cantidad y en la
satisfacción de usuarios internos y externos de los servicios de
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