Abstract

El manejo de las emociones constituye una de las principales habilidades personales que debe desarrollar el ser humano, para entablar relaciones y vínculos afectivos favorables que propicien una adaptación al medio, fomentando así la Salud Mental de los individuos. Cuando esto no sucede, existe una alta posibilidad, que la persona se encuentre vulnerable a la adquisición e integración a su vida, de factores negativos para su salud mental, como la adquisición de conductas problemáticas, que lleven a malas relaciones sociales y dificultades con otros, añadiendo a esto, altos niveles de estrés y ansiedad y a la probable presencia y desarrollo de trastornos mentales, desencadenando en la ausencia de una adaptación exitosa al entorno y a las situaciones e inhibiendo que la persona potencie sus capacidades y se manifieste emocional y físicamente sana. Todo lo anterior permite entender la relevancia y necesidad de intervenir sobre el desarrollo de la inteligencia emocional como acción de Promoción de la Salud, desde los primeros años de vida con el fin de ir fomentando habilidades y competencias emocionales que ayuden al establecimiento de lazos e interacciones favorables, que fortalezcan la salud física y mental de las personas, y se puedan prevenir aquellos factores de riesgo que llevan a un desequilibrio en el sujeto.