Abstract

En la actualidad son frecuentes las remisiones a psicología por parte de las instituciones educativas debido a las dificultades académicas y de aprendizaje en adolescentes, ya que las intervenciones desde el contexto educativo (enseñanza – aprendizaje) y en la esfera de lo cognitivo, no han sido suficientes para dar respuesta a las condiciones y dificultades de los estudiantes. Dicha situación ha permitido reconocer que el desempeño a nivel escolar no se limita a factores de tipo neurológico o de aprendizaje sino que, en algunos casos, son el reflejo de dinámicas familiares y asuntos emocionales que inciden en los procesos de aprendizaje; por lo tanto, es necesario generar nuevas formas de intervención para estos casos. En este sentido, Bettelheim y Ferrer (1982) plantean que el aprendizaje guarda una estrecha relación con el equilibrio emocional, ya que esto puede llegar a remover instancias efectuadas en relación a lo traumático, lo cual, va muy de la mano con el no querer desprenderse de situaciones de arraigo y de conexión inconsciente con el pasado. Adicionalmente, la adolescencia por sí misma genera algunos cambios que pueden incidir en el comportamiento escolar, tal cual se expone en el artículo “El fracaso y abandono escolar en educación secundaria obligatoria”