Abstract

La corte logra en forma paulatina convertirse en un “apéndice” no autorizado del poder legislativo para desarrollar las leyes, que éste por dificultades de forma como o de fondo, no logra tramitar durante el periodo legislativo en el cual los proyectos fueron presentados y aprobados. Se debe buscar, contrario a lo que está sucediendo, una juego armónico entre las dos ramas del poder público: la legislativa y la judicial, para que cada una ejecute el rol que la Constitución le otorgó, en aras de lograr seguridad jurídica que es uno de los medios más eficaces para alcanzar la democracia, en cuyo modelo de Estado estamos inmersos