Resumen

Este artículo estudia un fenómeno actual relacionado con la domesticación de muchas especies de animales en la sociedad actual, llegando a la idea de que muchas personas están profundamente convencidas de que hacen parte de sus familias, llamándolos incluso “hijos”; sin embargo, tal relación no se encuentra contemplada en el ordenamiento jurídico colombiano, así, estos seres, aunque considerados sintientes, no hacen parte de la definición de “familia” como tal, por el contrario, constituyen un bien que ingresa al patrimonio de quien lo adquiere a cualquier título. Esta situación se ha vuelto especialmente problemática cuando las relaciones de pareja sufren una ruptura y, con ello viene la respectiva liquidación de la sociedad o la repartición de los bienes y definición de custodia de hijos (en caso tal de tenerlos). En este punto es que, quienes tienen animales domésticos y los adquieren conjuntamente, se plantean con quién debe quedarse o cuál de los dos debe asumir su tenencia, situación que no es clara en la normativa nacional, y apenas se ha encontrado con tímidos avances jurisprudenciales que ha rodeado el tema. Adicionalmente, se aborda la evolución y diversidad de la legislación sobre los derechos de los animales en diversas partes del mundo, centrándose en Europa, América Latina y los Estados Unidos; revisión que destaca el reconocimiento creciente de los animales como seres sensibles y sujetos de derechos, especialmente en relación con su papel en las familias contemporáneas. Igualmente, se discuten casos judiciales significativos y se plantea la necesidad de una legislación más amplia y comprensiva que refleje la cambiante percepción de la familia, que ahora incluye a múltiples especies. Finalmente se reconoce que, aunque hay avances en el reconocimiento de los derechos de los animales, aún persisten vacíos legales en cuanto a su estatus dentro del entorno familiar, y se plantea la posibilidad de adaptar herramientas legales existentes, como el criterio del "best interest of the animal", para abordar estas situaciones. Aunque en Colombia se observa una tendencia progresista en este sentido, aún se requiere un marco normativo más específico para proteger los derechos de los animales en el entorno familiar.