Resumen

Según la Red Nacional de Urgencias del Ministerio de Salud, la atención prehospitalaria (APH) se define como “un servicio operacional y de coordinación para los problemas médicos urgentes y que comprende todos los servicios de salvamento, atención médica y transporte que se prestan a enfermos o accidentados fuera del hospital, constituyendo una prolongación del tratamiento de urgencias hospitalarias. La atención prehospitalaria debe ser un sistema integrado de servicios médicos de urgencias y no entenderse como un simple servicio de traslado de pacientes en ambulancias, atendidos con preparación mínima.”(1) No obstante, el ejercicio de dicha actividad ha implicado la génesis de una grave problemática que no puede ser abordada únicamente desde la perspectiva de la relación del tiempo de respuesta, sino que engloba un sin número de factores que pueden ser determinantes y que confluyen y repercuten directamente en la garantía de los derechos de los pacientes y en el buen funcionamiento que debe de tener el ejercicio de esta profesión cada vez que esta representa la atención fundamental de las personas, cuyo mayor bien en los momentos en que se despliega este actuar, es la protección y garantía de sus derechos fundamentales, amparados constitucionalmente en nuestro país.